Los vehículos autónomos, aquellos que se conducen solos usando algoritmos de inteligencia artificial, ya son una realidad. Varias compañías, especialmente Google, llevan años desarrollando la tecnología. Lo que hoy son algunos avistamientos ocasionales en algunas pocas ciudades alrededor del mundo podría convertirse en algo mucho más común, especialmente, en los países más desarrollados en los siguientes 5 a 10 años.
Hoy la tecnología actual es competitiva comparada los conductores humanos. Pero esta afirmación es engañosa porque no todos los conductores son iguales. La realidad es que, según varios estudios, un 93% de todos los accidentes vehiculares son causados por errores humanos. Alrededor de un 20% de los conductores son muy buenos, conduciendo toda su vida sin tener un accidente generado por ellos. Un 10% son muy malos, ocasionando el 80% de todos los accidentes. Estoy seguro que ustedes, al igual que yo, tienen amigos o conocidos que siempre están chocando. El resto son promedio; personas que tendrán unos pocos accidentes a lo largo de su vida. Lo que es muy interesante es que vehículos autónomos con el desarrollo actual de la tecnología todavía no alcanzan en habilidad a los mejores conductores, igualan a los conductores promedio y son superiores a los peores conductores. La implicación, un tanto sorpresiva, es que si hoy reemplazáramos a los peores conductores con vehículos autónomos, el número de accidentes disminuiría radicalmente.
La tecnología está mejorando diariamente, precisamente porque se basa en algoritmos de inteligencia artificial que aprenden y mejoran con la práctica. Cada kilómetro adicional recorrido y cada incidente enfrentado, ayuda a mejorar los algoritmos. Eventualmente la tecnología alcanzará los niveles de habilidad de los mejores conductores humanos y eventualmente los superará. Es un proceso indetenible.
Hay críticos que argumentan que el problema de los vehículos autónomos es su difícil adopción por los consumidores. Que la gente prefiere conducir ellos mismos y no entregarle esa responsabilidad a un robot, a una máquina. Los escenarios más probables es que la adopción no empiece por los consumidores sino por las empresas con flotillas. Hoy empresas como Walmart, Amazon, Uber y otras comienzan a hacer sus primeros pedidos de pequeñas flotas de unidades autónomas para hacer sus primeros proyectos pilotos. Cuando validen la mejora de eficiencia de estas flotillas y los costos de producción disminuyan lo suficiente, las grandes flotas transicionarán a vehículos autónomos relativamente rápido. Tener flotas autónomas se volverá una ventaja competitiva para esas empresas.
Por un tiempo los vehículos autónomos convivirán con conductores humanos en las calles. Sin embargo, la eficiencia superior de los vehículos autónomos, especialmente en términos de seguridad, hará evidente los riesgos que generan los humanos. Es predecible que eventualmente se prohibirá que los humanos conduzcan vehículos, sobre todo en los países mas avanzados. Haciendo una analogía, hoy está prohibido andar a caballo en la calle no porque los autos sean mejores sino porque los caballos generan un riesgo para los vehículos. Lo mismo puede terminar pasando con los conductores humanos.
Esta transición será más rápida en países ricos y más lenta en países pobres, pero en todos tendrá muchísimas implicaciones económicas incluyendo significativas pérdidas de empleos. Bob Lutz, ex vice chairman y jefe de desarrollo de producto de General Motors, tiene un interesante análisis de que actores económicos e industrias estarán afectados por este cambio tecnológico.
El impacto en empleos es para mí el más preocupante ya que puede afectar a muchos millones de personas alrededor del mundo. Solo Uber, el gran ejemplo de la economía colaborativa, tiene más de dos millones de conductores globalmente. La estrategia de Uber ya está enfocada a reemplazar a esos humanos con vehículos autónomos de forma de simplificar su operación, aumentar su eficiencia y mantener el 100% de su ingreso al no tener que repartir el 70%-75% del mismo con los conductores. Hace pocos días anunció que sus vehículos autónomos ya han conducido más de dos millones de millas.
La tecnología de vehículos autónomos ha llegado a un punto de inflexión, alimentado por el desarrollo de la inteligencia artificial y las grandes cantidades de dinero que están siendo invertidas en investigación y desarrollo por corporaciones y gobiernos alrededor del mundo. La adopción probablemente será más rápida que lo que muchos esperan y tendrá implicaciones muy importantes para cómo nos transportamos pero también para la economía y la sociedad.